En sintonía con los hechos ya puestos en bandeja desde los informes de Diario Gran La Plata, es importante dar un seguimiento al caso...
El 15 de abril de 2014, 2 personas se acercaron a la agencia de Javier Ronco, donde él vendía autos. Preguntaron por él y, al identificarse, comenzó una serie de eventos que parecían sacados de una película.
Autos y móviles policiales aparecieron por todas partes, rodeando el lugar. Le habrían negado sus derechos y le informaron que se trataba de un "allanamiento con detención por un doble homicidio".
Javier habría sido inculpado con pruebas falsas, ya que, se encontraba viajando a la costa cuando ocurrió el hecho, supuestamente.
Lo primero que Ronco les dijo fue: "Si ustedes saben, muchachos, que esto está todo armado. ¿Qué vienen a buscar acá?". Sin embargo, los agentes reafirmaron: "Tenemos orden de detención".
Javier sacó sus pertenencias mientras allanaban el lugar, revisaron todos sus autos y, a pesar de que estaban en buen estado, los marcaban como negativo, luego lo llevaron a la DDI.
Una vez en el sitio, estuvo incomunicado durante 2 días. Fue recién al segundo que su abogado, Marcelo Peña, pudo visitarlo.
Lo metieron en una celda donde tuvo que dormir en el piso durante 3 días. Al cuarto, apareció el fiscal Tomás Morán y le preguntó: "Ronco... ¿Qué vas a hacer? ¿La vas a poner o vas a seguir en cana?". Ante este intento de extorsión, Javier lo insultó hasta que se retiró.
2 días después, Javier recibió visitas de su madre, esposa y bebé. Después, continuó esperando que la Justicia resolviera los pedidos de su abogado, quién solicitó su traslado a otro lugar debido a las condiciones inhumanas de la celda.
Sin embargo, la pesadilla no terminó. Morán volvió a aparecer y le preguntó: "¿Y Ronco, ¿qué vamos a hacer?". Javier le respondió: "¿Y usted qué quiere hacer, doctor?".
Morán le dijo: "Vos ya sabes, si pones la torta, te vas". En ese momento, le pidió 300 mil pesos, una suma brutal en aquel entonces.
Acordaron que la madre de Javier se lo entregaría en la esquina de la brigada. Supuestamente.
Un día después, la madre ya habría reunido el dinero y se lo entregó a Morán. A los 5 días, lo llevaron a la fiscalía.
Una vez allí, el fiscal Tomás Morán comenzó a hacerle gestos a Javier y le preguntó: "Ronco. ¿Y la plata dónde está?", mientras sacaba los bolsillos vacíos de su pantalón.
Javier, furioso, empezó a insultarlo, recordándole que la plata ya había sido entregada hace 5 días.
Marcelo Peña, atónito ante la situación, comentó indignado: "Doctor... ¿Cómo va a hacer esto? ¡Esto tengo que denunciarlo!". Ante el revuelo, llevaron nuevamente a Javier a la brigada, dónde permaneció alrededor de 2 semanas, durmiendo en condiciones deplorables, hasta que finalmente lo trasladaron a la alcaldía.
2 años antes, en 2012, Javier tuvo que ir a una rueda de reconocimiento, donde las demás personas presentadas no eran ningunas similares a él. En esa ocasión, pidió ser atendido primero porque su esposa estaba con coma inducido y necesitaba ir al hospital, pero lo dejaron para lo último.
Durante la rueda, sintió disturbios en una oficina: eran su abogado, Marcelo Peña, a los empujones, discutiendo con el fiscal y otros letrados.
Peña había escuchado que le dijeron a la testigo que apuntara al número 2, que correspondía a Javier, a lo que se lo habría llevado a las palabras de "la rueda queda nula, vamos a dejarlo asentado".
Estos fueron solo algunos de los intentos de extorsión y atropellos que Javier sufrió a lo largo de los años, tanto por parte de Morán como del comisario, quien le exigía 50 mil dólares.
Lo más significativo fue que la testigo de la causa se quebró durante el juicio y admitió que trabajaba para Tomás Morán, reconociendo que le había indicado que debía decir para asegurar que Javier no obtuviera la libertad. De a poco, la corrupción del sistema judicial platense comienza a salir a la luz.