Uno de los asaltantes, además, mantenía comunicación constante con el exterior mediante un handy, lo que hace sospechar a los investigadores sobre un posible apoyo logístico desde fuera de la vivienda.
En el lugar se encontraba una jubilada de 67 años, su esposo de 70 —que recientemente había sufrido un ACV— y la hija de ambos, una arquitecta de 37 años. Todos fueron reducidos, y tanto la profesional como su padre recibieron golpes, aunque sin lesiones de gravedad.
El botín fue magro: apenas 15 mil pesos en efectivo y tres teléfonos celulares. Incluso los ladrones intentaron llevarse el automóvil familiar, un Fiat Argo, que dejaron encendido dentro de la propiedad al no poder sacarlo.
Un vecino que circulaba por la zona en ese momento observó a tres sujetos encapuchados correr por la calle 31, entre 76 y 77, y alertó al 911. Rápidamente, efectivos del Comando de Patrullas acudieron al lugar y tomaron testimonio de las víctimas.
Una ambulancia también se hizo presente para asistir a la jubilada, muy alterada por la situación, y a su esposo por precaución, debido a sus antecedentes médicos.
Por el momento, la Policía trabaja para identificar a los responsables y determinar si “la banda del Tiburón” está involucrada en otros episodios similares. Hasta ahora, todo es incertidumbre.
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