En la ciudad de La Plata, en medio de las rutinas y el ir y venir de la vida laboral, nació una historia de valentía, pasión y transformación. Luciana Vidal, oriunda de Altos de San Lorenzo, y su colega Iara Bruno, del Barrio Jardín, decidieron dar un giro completo a sus vidas en noviembre de 2024.

Se conocieron trabajando juntas en una estética, sin imaginar que ese vínculo profesional se convertiría en la semilla de un proyecto propio.

Durante ese lapso compartido como compañeras, surgió una oportunidad que no dejaron pasar: alquilar un espacio en calle 57 entre 10 y 11. No tenían clientela, no tenían garantías, pero sí tenían algo mucho más poderoso: ganas, confianza mutua y el apoyo incondicional de sus familias.

Así, el 13 de diciembre de 2024 dejaron atrás la vida de empleadas y se lanzaron de lleno al mundo del emprendimiento. Con un presupuesto ajustado, pero con creatividad y esfuerzo, lograron poner en pie su propio estudio de estética. Cada rincón del lugar fue construido con amor y sacrificio, convirtiendo ese espacio en un refugio de bienestar y belleza para quienes lo visitan.

Hoy, apenas unos meses después, Luciana e Iara no solo ofrecen todos los servicios relacionados con cejas, pestañas, manos, pies y tratamientos corporales y faciales, sino que también comparten su conocimiento formando a nuevas profesionales a través de cursos de lashista y manicura.

Su historia es un ejemplo de que cuando hay pasión, compañerismo y voluntad, los sueños pueden hacerse realidad, incluso desde cero.

Porque a veces, el salto más difícil es el que te lleva más lejos.