Inseguridad en todas las esquinas, calles detonadas, hospitales sin insumos, escuelas sin calefacción. Y en medio del caos cotidiano que viven los platenses, el intendente Julio Alak decidió destinar la escandalosa suma de $167.477.494,81 a refaccionar un grupo de oficinas en el 5° piso del Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos.
Según consta en la licitación pública N° 8/2025 (expediente EX-2025-04101150-GDEBA-DPTLMIYSPGP), el proyecto prevé la "puesta en valor y refuncionalización de espacios de trabajo y sala de reuniones" del edificio ubicado en Avenida 7 N°1267, pleno centro de la ciudad. Las obras durarán apenas 90 días, pero costarán el equivalente a más de 300 salarios anuales promedio.
Lo curioso —y preocupante— es que mientras barrios enteros de La Plata siguen inundándose cada vez que llueve, y las delegaciones municipales denuncian falta de insumos básicos, Alak pone el ojo (y la billetera pública) en mejorar su propia comodidad y la de sus funcionarios.
La apertura de sobres se llevó a cabo el 11 de abril, en la misma oficina que será remodelada: la 521 del 5° piso del ministerio. Según el llamado, la obra incluye tareas para "optimizar los espacios de trabajo y mejorar la sala de reuniones", aunque no se detallan exactamente qué tipo de mejoras ameritan semejante desembolso.
El contraste es obsceno. Mientras en Villa Elvira, San Carlos o Melchor Romero los vecinos exigen respuestas por la inseguridad, la falta de luminarias y calles intransitables, el intendente parece tener otras prioridades: despachos más lindos y reuniones más cómodas.
“En vez de invertir en las delegaciones o en los centros de salud municipales, Alak elige gastar más de 167 millones en refaccionar oficinas donde solo trabajan funcionarios”, criticó un concejal opositor. “La ciudad está abandonada, pero parece que el 5° piso no puede esperar”.
El valor del pliego fue de costo cero, lo que despierta dudas sobre la transparencia y competitividad del proceso. Tampoco se ha informado si hubo estudios de necesidad o informes técnicos que justifiquen esta millonaria inversión.
En una ciudad donde los servicios básicos se sostienen con alambre, el lujo administrativo no solo es innecesario: es una provocación.