Policiales y Judiciales
La historia de Leopoldo y Rodolfo Acuña

La Justicia los absolvió, pero ya era tarde: la historia de los gemelos a quienes una falsa denuncia les arruinó la vida

Una denuncia de abuso sexual infantil puede destruir vidas, incluso cuando es falsa. Eso fue exactamente lo que ocurrió con los hermanos Leopoldo y Rodolfo Acuña.
Una denuncia de abuso sexual infantil puede destruir vidas, incluso cuando es falsa. Eso fue exactamente lo que ocurrió con los hermanos Leopoldo y Rodolfo Acuña.

Una década sin ver a su hija, enfermedades, exclusión social y una absolución que llegó demasiado tarde: el caso que pone en jaque al sistema judicial argentino

Una denuncia de abuso sexual infantil puede destruir vidas, incluso cuando es falsa. Eso fue exactamente lo que ocurrió con los hermanos Leopoldo y Rodolfo Acuña, gemelos platenses que fueron condenados por un delito aberrante que, según determinó la propia Justicia, nunca ocurrió. Pero cuando llegó la absolución, el daño ya era irreparable.

 De padre a “monstruo”: la denuncia que cambió todo

Todo comenzó con un divorcio conflictivo. Según denunció Leopoldo Acuña, su ex pareja inició una seguidilla de acusaciones que terminaron con él y su hermano sentados en el banquillo. El delito: abuso sexual simple. La víctima, su propia hija. “Primero denunció a mi hermano en 2015, luego a mí en 2017. La denuncia fue frente a una asistente social que ella misma obligó a estar presente. Fue una emboscada”, relató el padre.

Leopoldo recibió 9 años de prisión en primera instancia. Rodolfo, 2 años y 8 meses. Pero la sentencia fue revertida: el Tribunal de Casación Penal bonaerense los absolvió por completo. No había pruebas válidas. Pero mientras tanto, pasaron 10 años sin poder ver a su hija, a quien su madre llevó a vivir a Tigre, lejos de su familia paterna.

“Me arruinaron la vida, y a mi hija también”: entre el linchamiento social y la devastación emocional

La condena pública fue automática. Aislados socialmente, sin trabajo, con problemas de salud —incluyendo una diabetes agravada en Rodolfo y una gastroduodenopatía crónica en Leopoldo—, los hermanos Acuña vivieron un verdadero infierno. “Tomaron la pericia de parte para condenarme, cuando la oficial decía que no había nada. No lo podía creer”, explicó Leopoldo.

La jueza de Familia mantiene la orden: la menor sigue alejada de su padre, pese a la absolución. Hasta que no haya sentencia firme de la Suprema Corte, no habrá reencuentro.

¿Falsas denuncias para ganar una tenencia? Las claves de un drama silencioso

Expertos en psicología forense y derecho familiar coinciden: el abuso infantil existe y debe investigarse con todo el peso de la ley, pero también hay indicadores que alertan sobre denuncias infundadas. Y muchos se repiten en este caso: conflicto de pareja, cambios de domicilio sin aviso, rechazo abrupto de la menor hacia su padre, múltiples abogados y pericias sin evidencia médica.

Los abogados de los Acuña, Alfredo Gascón y Miguel Molina, sostienen que el proceso estuvo plagado de irregularidades: “Fue un fallo sorprendente. El juez fundó su decisión en un informe sin rigor. La perito oficial desmintió la versión de la denunciante”.

 ¿Cuántos casos más así hay en Argentina?

Leopoldo asegura que “hay cientos de padres en mi situación. Algunos terminan en el suicidio. Otros, directamente, dejan de vivir. El daño es psicológico, económico, social. Cuando sus hijos vuelvan, si es que vuelven, no serán los mismos”.

Mientras tanto, la causa sigue en la Suprema Corte. Pero la pregunta que muchos empiezan a hacerse es: ¿quién responde cuando la justicia llega tarde?

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