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Desastre

Investigan a ABSA por un desastre ambiental en Berisso: denuncian vuelco de aguas negras sin control al Río de la Plata

Una grave contaminación cloacal afecta a Berisso, Ensenada y parte de La Plata. La Justicia, ONGs y legisladores señalan a ABSA por el colapso del sistema sanitario y la falta de respuesta estatal.

La Justicia bonaerense investiga a la empresa Aguas Bonaerenses S.A. (ABSA), de mayoría estatal, por un presunto desastre ambiental en la ciudad de Berisso, donde miles de litros de aguas negras son volcados diariamente al Río de la Plata sin ningún tipo de tratamiento. Se estima que el equivalente a unos 200 camiones cisterna cargados con desechos cloacales de casi un millón de personas es arrojado directamente al río, sin filtrado, sin control y con una planta de pretratamiento colapsada.

El hecho ocurre en la desembocadura de la Avenida 66, en un sector donde abundan los residuos sólidos, peces muertos, olores intensos y hasta personas pescando a pocos metros de la descarga. El sistema cloacal de la región, diseñado originalmente en 1905, apenas fue parcialmente actualizado en 1999 con una planta de pretratamiento que hoy resulta ampliamente insuficiente: puede procesar solo 5.000 metros cúbicos por hora, frente a un caudal estimado de más de 25.000.

La situación, según reconstruyó Diario Gran La Plata, no solo afecta a Berisso —gobernado por Fabián Cagliardi—, sino también a Ensenada y parte de La Plata. El estado de colapso estructural fue advertido hace más de una década por diversas ONG ambientalistas, como Nuevo Ambiente, que ahora impulsan denuncias judiciales y reclamos legislativos.

“Antes existía un emisario que arrojaba los líquidos a 600 metros dentro del río. Eso ya no existe: desde hace más de diez años, los desechos desembocan directamente en la playa”, explicó Gerardo Leotta, investigador del CONICET e integrante de la ONG. Además de bacterias como E. coli y salmonela —en niveles 3.500 veces superiores a lo permitido—, se detectaron restos de antibióticos, analgésicos y microplásticos en 11 especies de peces.

Los ambientalistas también denunciaron que la planta administrada por ABSA dejó de utilizar tamices —el único mecanismo que filtraba sólidos—, por lo que el vertido al río se realiza directamente, sin ninguna clase de tratamiento.

Demoras, desidia y una planta inoperante

Desde ABSA y la Dirección Provincial de Agua y Cloacas (DIPAC) reconocieron que la obra para refaccionar el sistema está “neutralizada” desde agosto de 2024. Alegaron problemas técnicos en el suelo y cambios de materiales como causa de la demora, y aseguraron que desde enero de 2025 se trabaja en una solución “técnica y económica viable”. Sin embargo, no hay fecha concreta para la finalización ni para la reactivación de la planta.

El impacto ambiental ya generó la intervención de la Justicia. Los abogados ambientalistas Fernando Monticelli y Aníbal Falbo denunciaron a ABSA por “tratamiento inadecuado de desechos”, y se dictó una medida cautelar para que la empresa implemente un plan provisorio financiado con parte de las tarifas que abonan los usuarios. Las resoluciones judiciales podrían conocerse en las próximas semanas.

Por su parte, el senador provincial Marcelo “Chuby” Leguizamón (PRO) presentó en junio un pedido de informes a la gestión de Axel Kicillof, exigiendo detalles sobre el número de puntos de vuelco activos, frecuencia de inspecciones, protocolos ante derrames y eventuales sanciones a ABSA. El proyecto todavía no fue tratado por la comisión de Ambiente de la Legislatura.

Riesgo sanitario y reclamos urgentes

La ONG Nuevo Ambiente presentó informes a la Municipalidad de Berisso y a la Gobernación bonaerense con propuestas para mitigar el impacto. A corto plazo, piden clausurar el acceso a playas contaminadas como Bagliardi y Palo Blanco, y reforzar la señalización de la zona de descarga. A mediano plazo, proponen construir un nuevo emisario de 600 metros, y a largo plazo, levantar una planta de tratamiento moderna, con una inversión estimada en 250 millones de pesos. Hasta el momento, no hubo respuestas oficiales.

“El Estado no puede seguir mirando para otro lado. Estamos pagando un servicio de cloacas que no funciona, y lo que debería tratarse con responsabilidad está siendo arrojado sin control al agua que tomamos”, advirtió Marcelo Garófalo, presidente de la organización.

Mientras tanto, el daño ecológico avanza: ya se documentaron mortandad de peces, proliferación de algas tóxicas, contaminación bacteriológica y un grave deterioro de las costas. El panorama, alertan expertos y ambientalistas, no solo compromete la biodiversidad, sino también la salud de la población, dado que el Río de la Plata es una fuente clave de agua potable para millones de personas.

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