Alrededor del momento de cierre, mientras los trabajadores limpiaban y guardaban las piezas de carne, la puerta del comercio ubicado en la calle 52 y 230 se abrió de golpe. Los delincuentes, que vestían ropa oscura —uno con buzo gris con capucha, el otro con campera azul—, entraron gritando «¡Todos al piso, todos al piso, dale, dale!» y comenzaron a amenazar con pistola. Las cámaras de seguridad registraron cómo uno de ellos se dirigió directamente hacia la caja registradora, mientras el otro apuntaba al personal para impedir que reaccionara.
Durante el atraco se efectuaron al menos dos disparos: ambos impactos quedaron en una pared lateral, junto a una heladera del local, sin que ninguna persona resultara herida. En medio del caos, los asaltantes sustrajeron unos $ 20.000 de la caja y huyeron corriendo hacia un vehículo negro que esperaba a pocos metros, con el motor encendido.
Tras el hecho, el dueño revisó las grabaciones de seguridad y halló un dato inquietante: una mujer de aproximadamente 18 a 20 años, tez trigueña y cabello largo, había ingresado al local un minuto antes del asalto, sin comprar nada, formulando varias preguntas y luego hablando por teléfono. Todo indica que habría actuado como cómplice, alertando a los asaltantes.
La fiscalía caratuló la causa como “robo calificado por el uso de arma de fuego en poblado y en banda”. En la escena trabajó la Policía Científica, que levantó vainas servidas y tomó huellas. Mientras tanto, los investigadores buscan a los tres sospechosos —los dos que efectivamente realizaron el robo y la mujer que ingresó antes del hecho—, apoyados en las filmaciones tanto del comercio como de cámaras privadas de la zona.
Vecinos y comerciantes de la avenida 52 en Lisandro Olmos manifestaron su alarma por el aumento de episodios violentos en la zona comercial. El asalto puso de manifiesto una vez más la vulnerabilidad de los pequeños comercios al momento de cierre y generó un reclamo para que las autoridades refuercen la presencia policial en ese corredor.
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