El Astillero Río Santiago (ARS) volvió a colocarse en el centro del debate político bonaerense a raíz del fuerte presupuesto que demandará en el próximo año.
De acuerdo con lo difundido por La Tecla, el proyecto de ley enviado por Axel Kicillof prevé una partida de $88.472.435.000 para la planta naval, una suma que refleja el importante esfuerzo del Estado provincial para sostener un complejo cuya producción es prácticamente inexistente.
A pesar de contar con casi 2.900 empleados, el nivel de actividad es mínimo y el astillero funciona, en los hechos, más como una estructura administrativa financiada por la Provincia que como un polo industrial activo. El diagnóstico económico es claro: solo en el primer trimestre de 2025 se gastaron más de 20 mil millones de pesos, y el 95% fue destinado a salarios.
Esta tendencia no es nueva. En 2024, el gasto total superó los 70 mil millones, mientras que los ingresos propios fueron de apenas 43 millones, el peor registro en diez años. Para 2026 se proyectan 105 mil millones de pesos, de los cuales 87 mil millones volverán a destinarse a haberes, 11 mil millones a servicios y mantenimiento, y apenas 7 mil millones a inversiones. Un esquema que evidencia la dependencia de aportes estatales sin que aparezcan señales concretas de recuperación.
Un gigante inmóvil y sin conducción
La falta de actividad y la ausencia de liderazgo agravan la crisis. Tras la salida de Pedro Wasiejko, referente de la CTA de los Trabajadores, el ARS quedó sin autoridades. Wasiejko renunció luego de haber completado solo dos embarcaciones encargadas por la Armada más de diez años atrás, y desde entonces el Ministerio de Producción —a cargo de Augusto Costa— no designó reemplazo. La parálisis institucional y operativa alimenta la percepción de abandono en una de las industrias históricas del Gran La Plata.
En los talleres, el movimiento es casi nulo. Lo que alguna vez fue el motor metalmecánico de la región hoy funciona a cuentagotas y principalmente por inercia política. A la falta de una estrategia industrial se suma la pérdida de poder adquisitivo en un contexto de presupuestos que vienen cayendo en términos reales desde 2019.
Conflicto sindical, sueldos congelados y un clima interno cada vez más tenso
El frente gremial tampoco ofrece estabilidad. ATE Ensenada, el sindicato con mayor presencia, quedó bajo la lupa por el nombramiento de personal jerárquico con salarios superiores a los 2,5 millones de pesos, decisión que desató el rechazo de más de 500 trabajadores, quienes lograron revertir las designaciones en una asamblea. El episodio profundizó las críticas a la conducción de Francisco Banegas y Lorena Benaglia, acusados de acordar por fuera de la base.
La molestia crece ante la paradoja de un gobierno provincial que sostiene la existencia de superávit fiscal mientras los salarios en el ARS continúan congelados. La inflación, el estancamiento productivo y la falta de horizonte suman incertidumbre en una empresa con un rol social clave en la región.
En paralelo, el debate político suma presión. Dirigentes libertarios insisten en avanzar hacia la privatización. El diputado Guillermo Castello presentó un proyecto que declara al astillero “sujeto a privatización”, argumentando que es una empresa “deficitaria, politizada e ineficiente”.
Castello remarcó además que el ARS concentra el 80% del empleo naval del país, pero genera solo el 20% del valor industrial del sector. La propuesta fue rechazada de inmediato por ATE Buenos Aires y también por el propio Wasiejko, quienes defienden el carácter estratégico del astillero y proponen reorientarlo hacia áreas como defensa, energía eólica y explotación offshore.
Un futuro atravesado por la disputa política
Con la discusión del Presupuesto 2026 en marcha y un nuevo pedido de endeudamiento provincial en análisis, el destino del Astillero Río Santiago vuelve a ocupar un lugar central. Entre las exigencias de mayor eficiencia, los reclamos por reactivación y el temor a un eventual cierre, el ARS continúa dependiendo de aportes millonarios que lo mantienen operativo, pero sin resolver su principal problema: la falta de un proyecto productivo que le devuelva el protagonismo industrial que alguna vez tuvo.