Por Alejandro Casalongue, director de Diario Gran La Plata.
Herman Krause es un vecino de la ciudad de La Plata. Tiene 52 años y toda una vida construida en la capital bonaerense. Vive en City Bell y desde hace 32 años trabaja en la AFIP. Nada parecía desentonar en su historia, hasta que un viaje en 2012 cambió su destino.
En aquel entonces, Herman viajó a Brasil por vacaciones. Allí conoció a una mujer con la que más tarde formaría una familia. Se casaron en 2014 y tuvieron dos hijos, en 2015 y 2017. La relación, como muchas, empezó bien, pero con el tiempo y la llegada de los niños, la convivencia se volvió cada vez más tensa.
En julio de 2022, viajaron juntos a Brasil para visitar a la familia de ella. Pero algo quedó claro durante esa estadía: la relación estaba rota. Ella partió a Europa a visitar a su hermano, un hombre de gran fortuna. Cuando volvió a Argentina, la diferencia de mundos fue demasiado evidente. Poco tiempo después, lo dejó. En octubre de ese año, lo denunció falsamente por violencia de género.
La situación fue más que compleja. Herman decidió irse del hogar luego de que ella reaccionara de forma violenta —frente a uno de los niños— para evitar que la escena escalara. Pero tres días después, se enteró de que ella lo había denunciado por haberla arrojado por una escalera. La Justicia intervino, y aunque se le impuso una perimetral, pudo seguir viendo a sus hijos.
Lo que siguió fue un calvario. A lo largo de 2023, su ex pareja presentó nuevas denuncias, cada vez más graves, con un único objetivo: separarlo de sus hijos. Finalmente, logró que se impusiera un régimen de tenencia compartida.
Pero en septiembre, todo volvió a quebrarse: ella lo denunció falsamente por abuso sexual. La jueza inicialmente no le creyó. Entonces, seis días después, amplió la denuncia con acusaciones aún más graves, abuso sexual a sus hijos.
Esa denuncia le cortó todo contacto con sus hijos. Herman, decidido a luchar por sus niños, contrató al abogado penalista Marcelo Peña. Juntos, presentaron pruebas, testimonios y documentación que demostraron que nada de lo denunciado era cierto. El 17 de octubre del año siguiente, la causa fue archivada. Herman estaba sobreseído. Legalmente, podía volver a ver a sus hijos.
Pero el golpe más duro estaba por llegar.
Esa misma semana, Herman fue a las escuelas de sus hijos y se enteró de que no estaban asistiendo. Un vecino le comentó que en la casa donde vivía su ex pareja con los chicos no había movimiento. Preocupado, fue a la policía. La DDI de La Plata inició una investigación y descubrieron que su ex suegra había cruzado ilegalmente la frontera hacia Brasil el 25 de octubre, una semana después del sobreseimiento.
No fue una sospecha: fue una fuga.
La mujer se llevó a los niños sin autorización judicial, violando una prohibición expresa de la jueza de familia. La denuncia derivó en una causa por sustracción internacional de menores, que hoy está en manos de la Justicia Federal de Brasil. A través de Cancillería y organismos internacionales, se logró dar con la escuela donde los chicos están inscriptos. Herman aún no puede tener contacto con ellos.
Mientras tanto, su ex pareja intenta justificar la fuga diciendo que huyó por miedo, sosteniendo nuevamente acusaciones que la justicia argentina ya descartó por completo.
Hoy, Herman Krause espera. Espera que la verdad vuelva a abrirse paso. Que la Justicia de otro país lo escuche como lo hizo la de su tierra. Que sus hijos lo abracen, sin miedo, sin manipulaciones, sin mentiras.
Porque cuando la verdad es fuerte, ni el océano puede detenerla.
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