Una verdadera noche de terror vivieron los residentes de calle 37 entre 10 y 11, en pleno centro de La Plata. Una banda encapuchada, fuertemente armada y con chalecos antibala, protagonizó dos asaltos consecutivos con una brutalidad que dejó a los vecinos en shock. Todo esto ocurrió a escasos metros de la Comisaría Segunda y del Servicio Penitenciario Bonaerense, lo que generó fuertes críticas por la aparente ausencia del Estado.

Los delincuentes se movían en una camioneta blanca con patente provisoria, y si bien ocultaban sus rostros, se espera que las cámaras de seguridad externas puedan aportar datos clave para su identificación.

El primer ataque se registró alrededor de las 21.30, cuando un jubilado de 84 años fue sorprendido al llegar a su domicilio. Los ladrones lo esperaron ocultos dentro de su propia casa y, al ingresar al garaje, lo redujeron violentamente. Lo golpearon, lo ataron y lo mantuvieron retenido por más de dos horas mientras desvalijaban la propiedad.

El botín incluyó 200 euros, 100 mil pesos, una pistola Bersa calibre 9mm con dos cargadores, 60 balas, un celular, herramientas y una soga de 20 metros. La víctima, que ya había sufrido otro robo años atrás, volvió a quedar marcado por la inseguridad creciente.

Pero la pesadilla no terminó allí. Dos horas después, la banda cruzó al domicilio de al lado, donde vive un contador de 53 años con su familia. Allí estaban su esposa, su hija y dos personas más. Todos fueron reducidos y atados mientras los delincuentes revisaban cada rincón con precisión quirúrgica.

El segundo golpe fue aún más jugoso: 1.000 euros, 2.500 dólares, botellas de whisky de colección, anteojos de sol y un bolso completo. Antes de irse, los asaltantes se dieron el lujo de destruir el sistema de grabación de las cámaras internas y salir por la puerta principal, que cerraron con llave.

Según trascendió, todo el operativo fue ejecutado con apoyo externo: un presunto "campana" se mantenía en comunicación constante desde la vereda, coordinando y avisando ante cualquier movimiento sospechoso.

Los vecinos, entre la bronca y el miedo, hablaron de una “zona liberada” y apuntaron contra las autoridades por la inacción. “La calle ya no la controla el Estado. O peor, la controlan otros”, dijo un frentista que prefirió mantenerse en el anonimato.

Pero esta ola de inseguridad no se limita al centro platense. En la zona de 70 entre 23 y 24, los vecinos denuncian una escalada de entraderas, escruches y robos tipo motochorro. Esta área depende de la Comisaría Quinta, donde también hay malestar por la falta de patrullaje y respuesta ante los reiterados hechos delictivos. En Diario Gran La Plata, tenemos el video donde los delincuentes en esa calle andan manoteando picaportes, a ver si alguno abre para entrar a robar, y todo queda en la nada.

Desde Diario Gran La Plata accedimos en exclusiva a un video que muestra claramente cómo actúan los delincuentes en esa cuadra, en plena madrugada y con total impunidad. El material ya está en manos de las autoridades, pero hasta el momento no hubo detenidos ni avances concretos en la investigación.

Mientras tanto, los frentistas viven con miedo, y la sensación en varios barrios de la ciudad es la misma: el Estado brilla por su ausencia.