Un nuevo episodio de violencia urbana sacude Berisso: en horas de la siesta del sábado, una mujer fue perseguida y hostigada por taxistas locales que la confundieron —o acusaron— de manejar para Uber. El motivo: levantó sospechas al volante y eso les bastó para que la emprendieran contra ella.
El relato escalofriante
Según relató la víctima, circulaba por avenida 60 tras salir del trabajo cuando un taxi la comenzó a seguir con maniobras insistentes. En su intento por perderlos, llegó a dar vueltas por la cuadra, buscó estacionamiento, dobló por calles menores… pero los autos no se alejaban.
Cuando logró frenar para pensar un plan, los taxistas aceleraron su hostigamiento: bocinazos, reclamos desde las ventanillas y una frase lapidaria: “Vos venís acá a levantar un viaje, ahora vas a ver”.
La mujer, paralizada por el miedo, solo atinó a grabar el hecho y luego, acompañada por su madre, fue hasta la comisaría para presentar la denuncia. En el trayecto incluso se cruzó con uno de los agresores que la había estado acechando.
Clima tenso y antecedentes
El hecho no es aislado. El acoso a conductores o supuestos conductores de aplicaciones ha recrudecido en Berisso en las últimas semanas, según otras denuncias registradas.
Además, fuentes cercanas al caso aseguraron que uno de los taxistas involucrados ya habría tenido antecedentes por otros hechos, lo que potencia la alarma y suma ingredientes al conflicto.
Lo que hay que preguntarse
— ¿Hasta qué punto los taxistas se sienten con derecho a “velar por su territorio” usando amenazas?
— ¿Qué rol juegan las autoridades locales y policiales en proteger a los ciudadanos, incluso a quienes no trabajan para apps?
— ¿Se trata solo de rivalidad económica o de actos de impunidad que podrían escalar hacia algo más grave?