El merquero y asesor presidencial Santiago Caputo, señalado como una de las figuras más influyentes del Gobierno, protagonizó un episodio alarmante al hostigar abiertamente al reportero gráfico Antonio Becerra, del diario Tiempo Argentino.

El hecho ocurrió en la previa de un debate entre legisladores porteños, cuando Caputo, masticando chicle, visiblemente duro y molesto por ser fotografiado en un espacio público, no solo le tapó la cámara al trabajador de prensa, sino que luego le tomó una fotografía al carnet identificatorio del periodista, en un gesto que fue calificado como intimidatorio por diversas organizaciones.

Lejos de condenar este accionar, el Gobierno nacional eligió amparar la conducta de su asesor de confianza. El vocero presidencial Manuel Adorni, en declaraciones oficiales, ofreció una justificación que rozó lo absurdo: "El asesor Caputo le sacó una foto porque quería saber quién era el periodista para ver si había salido bien o no en la foto".

La explicación, sin sustento alguno, pareció más bien una burla frente a un hecho que expone un preocupante nivel de hostilidad institucional hacia la prensa.

Como si fuera poco, el propio presidente Javier Milei redobló la provocación al compartir mensajes en redes sociales que defendían la conducta de Caputo.

Reposteó publicaciones del politólogo Agustín Laje —considerado uno de los asesores ideológicos del oficialismo— quien afirmó: "¿Cómo funciona la cosa? ¿Los periodistas te pueden meter una cámara en la cara (...) pero uno no puede sacarle una foto al periodista?".

También replicó los dichos del abogado Francisco Oneto, excandidato a vicegobernador, que escribió en el mismo tono: "¿Los periodistas pueden sacarte fotos pero vos a los periodistas no?".

Las declaraciones de los referentes del oficialismo evidencian no solo una total falta de comprensión sobre la labor periodística, sino también una peligrosa inversión de roles: se intenta instalar la idea de que es el poder quien debe sentirse acosado por la prensa, y no al revés.

Frente a este hecho, el Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) emitió un comunicado repudiando enérgicamente la actitud de Caputo. "Las personas con responsabilidades públicas están expuestas a un mayor escrutinio de la sociedad", recordaron desde la organización, y calificaron el accionar del asesor como "intimidatorio" y "provocativo".

"Caputo fue abordado por periodistas y fotógrafos. En ese momento, tomó la credencial que acreditaba la condición de reportero de Becerra y la fotografió con su teléfono celular. Aunque Caputo no tiene un cargo de funcionario público, su relación con el manejo de asuntos de evidente interés general es innegable", sostuvo FOPEA.

El comunicado concluye con una advertencia: "Esta actitud, además de representar un mensaje intimidatorio, alienta aún más el clima de hostigamiento en contra de la prensa".